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Es un trastorno mental en el cual las personas tienen pensamientos, sentimientos, ideas, sensaciones (obsesiones) y comportamientos repetitivos e indeseables que los impulsan a hacer algo una y otra vez (compulsiones).

Con frecuencia, la persona se comporta de cierta manera para librarse de los pensamientos obsesivos, pero esto sólo brinda alivio a corto plazo. No llevar a cabo los rituales obsesivos puede causar una enorme ansiedad y sufrimiento.

 


Causas

No se conoce la causa exacta del trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Los factores que pueden influir incluyen lesiones en la cabeza, infecciones y funcionamiento anormal en ciertas zonas del cerebro. Los genes (antecedentes familiares) parecen jugar un fuerte papel. Los antecedentes de abuso físico o sexual también parecen incrementar el riesgo de TOC.

Los padres y los profesores a menudo reconocen los síntomas del TOC en los niños. La mayoría de las personas recibe un diagnóstico a los 19 o 20, pero algunas no muestran síntomas hasta la edad de 30 años.

 


Síntomas

Las personas con TOC tienen pensamientos, impulsos o imágenes mentales repetitivos que causan ansiedad. Estos son llamados obsesiones.

Algunos ejemplos son:

  • Miedo excesivo a los microbios
  • Pensamientos prohibidos relacionados con el sexo, la religión, o sobre dañar a otros o a sí mismos
  • La necesidad de que exista orden

 

También realizan comportamientos repetitivos en respuesta a sus pensamientos y obsesiones. Los ejemplos incluyen:

  • Verificar una y otra vez las acciones (como apagar las luces y cerrar la puerta)
  • Conteo excesivo
  • Ordenar las cosas de una cierta manera
  • Lavarse las manos repetidas veces para evitar una infección
  • Repetir las palabras en silencio
  • Rezar en silencio una y otra vez

 

No todas las personas que tienen hábitos o rituales que disfrutan realizar tienen TOC; sin embargo, la persona con TOC:

  • No es capaz de controlar sus pensamientos o comportamientos, incluso cuando entiende que son excesivos.
  • Dedica al menos una hora del día a estos pensamientos o comportamientos.
  • No obtiene placer de realizar un comportamiento o ritual, más allá de un breve alivio de la ansiedad, tal vez.
  • Tiene grandes problemas en la vida diaria debido a estos pensamientos o rituales.

 

Las personas con TOC también pueden tener un trastorno de tic, como:

  • Parpadeo de los ojos
  • Muecas faciales
  • Encoger los hombros
  • Sacudir la cabeza
  • Aclarar la garganta, hacer ruidos de inhalación, o gruñidos repetidamente

 


Tipos

Dentro del TOC se pueden diferenciar ocho tipos:

  • Lavadores y limpiadores: son personas a las que carcomen obsesiones relacionadas con la contaminación a través de determinados objetos o situaciones.
  • Verificadores: las que inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe.
  • Repetidores: son aquellos individuos que se empeñan en las ejecuciones de acciones repetitivas.
  • Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simé
  • Acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.
  • Ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivas con el objeto de contrarrestar su ansiedad provocadora de ideas o imágenes, que constituyen las obsesiones.
  • Atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores.
  • Sexuales: consiste en pensamientos sexuales recurrentes, que incluyen sobre todo un temor exagerado a ser homosexual.

 


Pruebas y exámenes

El diagnóstico se hace basado en una entrevista a la persona y a sus familiares. Un examen físico puede descartar causas físicas y una evaluación psiquiátrica puede descartar otros trastornos mentales.

Los cuestionarios pueden ayudar a diagnosticar este trastorno y hacerle un seguimiento al progreso del tratamiento.

 


Diagnóstico

El TOC en niños comienza entre los 7 a 10 años y tiene una prevalencia de entre 0,3 al 1,9 por ciento en niños y adolescentes. Un 33 por ciento de los adultos con TOC dicen que sus síntomas empezaron en la infancia. Frecuentemente el niño se avergüenza de sus compulsiones porque no son lógicas, pero no las puede evitar, por miedo a que algo mucho peor suceda. A veces los síntomas afectan mucho al niño en el colegio. Otras veces sólo están presentes en casa, y los padres puede creer que el niño los hace para fastidiarles.

El TOC es más frecuente de lo que se creía hace años. Se calcula que aproximadamente el 2 por ciento de la población lo padece. Esta cifra incluye la estimación de pacientes que encubren su enfermedad y que todavía no han sido diagnosticados.

 


Tratamientos

Farmacoterapia:

La medicación es útil en el control de los síntomas del TOC pero a menudo, si se deja el fármaco, sobreviene una recaída. La mayoría de las personas necesitará medicarse indefinidamente.El primer tratamiento específicamente aprobado para su uso en el TOC fue el antidepresivo tricíclico clomipramina (Anafranil). Los psicofármacos de segunda generación, que son utilizados hoy en día, se llaman inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Estudios extensos han demostrado que estos inhibidores favorecen, al menos ligeramente, a casi el 80 por ciento de los pacientes. Y en más de la mitad de los casos, la medicación alivia los síntomas del TOC al disminuir la frecuencia e intensidad de las obsesiones y compulsiones. La mejoría por lo general no se alcanza hasta las dos o más semanas de tratamiento.

Terapia de Exposición y Prevención de Respuesta (EPR):

La psicoterapia tradicional y el psicoanálisis, dirigidos a ayudar al paciente a percibir su problema, no es útil para el TOC. Sin embargo, un método específico psicológico, denominado EPR, es eficaz en muchas personas, especialmente en las que presentan rituales conductistas. Mediante este método el paciente se enfrenta, deliberada o voluntariamente, al objeto o idea temida, ya sea directamente o con la imaginación. Al mismo tiempo, el paciente es alentado a evitar sus rituales con apoyo y medios provistos por el terapeuta, y posiblemente por otros que el paciente reclute para asistirle. Los estudios realizados y la práctica diaria demuestran que la EPR es una terapia muy exitosa para la mayoría de los pacientes que la completan y los efectos positivos perduran una vez finalizado el tratamiento.